http://fr.euronews.com/ La contaminación esombrece la belleza de las fachadas de los edificios. Nuestras ciudades se tiñen de gris y negro, los colores de los gases que emiten los vehículos. Emisiones tan perjudiciales para nuestra salud como para la conservación de la arquitectura.
Un grupo de investigadores trabaja en este laboratorio, cerca de París, en un compuesto que
otorga al cemento una sorprendente capacidad de autolimpieza.
Son nanopartículas, parecen harina pero en realidad se trata de dióxido de titanio (TiO2), que combate la polución a través de la fotocatálisis que produce su exposición a los rayos del sol.
Cómo podemos observar en esta representación gráfica, con la insolación se destruyen las partículas contaminantes y se aprovecha el efecto de la lluvia para limpiar los edificios.
Las pruebas de laboratorio han dado sus frutos, el sistema funciona. Si exponemos el nuevo cemento al efecto de los rayos ultravioleta, la contaminación desaparece.
“Tras diez minutos de exposición vemos que el nivel de contaminación se ha reducido hasta en un 46 por ciento. Observamos directamente cómo actúa el producto y su eficacia respecto al nivel de polución”, explica el ingeniero del laboratorio CTG, Arnaud Plassis.
Los resultados se contrastan también en condiciones reales en el exterior del laboratorio. Unos contenedores apilados, cubiertos con cemento, quedan expuestos a los gases que emite un generador portátil. La eficacia del cemento tratado varía en función de la intensidad del sol y de la dirección del viento.
Antes de que las autoridades públicas estén preparadas para asumir el coste del cemento tratado, necesitan tener la seguridad de que las nanopartículas no suponen ningún riesgo para la salud. Las primeras pruebas confirman que son inócuas.
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